miércoles, 23 de abril de 2014

Ruta Sant Feliu de Llobregat - Montserrat (II)

Si no has leído la primera parte, aquí tienes el link:




Pero... ¿que ocurrió entonces? debíamos pasar noche en el refugio de Sant Benet, que se encuentra a unos 30 minutos más arriba del Monestir... donde Angel (el guarda) nos esperaba para aquella noche...
Estábamos agotados y la noche ya había entrado...

Ya teníamos asumido que no podíamos dar un paso más (al menos yo seguro que no), de modo que solo la idea de comenzar a subir el buen montón de escaleras de la ruta de las ermitas, que conduce al refugio de Sant Benet ya resultaba agotador... Pero, la suerte estuvo de nuestra parte. Cuando un buen hombre que paseaba tranquilo cerca de la estación del cremallera (donde nos encontrábamos nosotros) se percató de nuestra fatigada presencia y después de preguntarnos de donde veníamos con semejantes mochilas y tan cansados nos dijo que fuéramos al hotel y preguntáramos por el albergue, que seguramente, después de explicar de donde veníamos no habría problema para que nos miraran si había sitio para tres. Y así lo hicimos...
Recuerdo que el solo hecho de pensar en la posibilidad de dormir en una cama y tomar una ducha de agua caliente era equivalente a pasar una noche en una suite de lujo del hotel más caro del mundo (y no exagero).
Al entrar en el hotel, algunos de los huéspedes que salían y entraban en el ascensor nos lanzaban miradas de curiosidad, incluso alguno nos preguntó desde donde veníamos, felicitándonos después por el esfuerzo...
Explicamos nuestra situación en recepción y lo cierto es que fueron muy amables. En seguida fueron a mirar si habían tres camas en el albergue (gratuito para los peregrinos a Santiago de Compostela y 10€ para el resto). 
A los pocos minutos llegó la ansiada noticia ¡había sitio para nosotros! y a pesar de la hora en la que habíamos llegado nos acompañaron al albergue, indicándonos que efectuáramos el pago por la mañana.
¡Si no hubiera sido por la sudada que llevábamos nos hubiéramos abrazado de felicidad!



El albergue era sencillo, limpio y austero. Con unos largos pasillos de suelo a rombos y puertas antiguas y robustas. Las habitaciones tenían capacidad para 6 personas (bueno al menos la nuestra). 
Nos tocó compartir habitación con una peregrina que hacía el camino hasta Santiago (bueno, hasta donde llegara) y un hombre que peregrinaba a Jerusalem :)
Como no contábamos con el privilegio de una ducha (ya que en teoría íbamos a pasar las dos noches en el refugio de Sant Benet donde no hay ducha) ni Alejandro ni yo llevábamos chanclas, suerte de Jorge que si había metido un par en su mochila... de modo que por turnos nos fuimos a por una merecida ducha de agua bien caliente, que nos sentó de maravilla.
Cenando en una especie de sala común que había entre las habitaciones, conocimos a una pareja que había subido en bicicleta por el mismo camino que nosotros (tramo de les coves de Salnitre y el monasterio) ya que se habían equivocado de camino y en vez de coger el desvío para ciclistas habían cogido el de senderistas... no quiero ni imaginarme la sudada que se pegaron para subir con las bicicletas a cuestas.
Después de pasar una noche un tanto inquieta, ya que no acababa de encontrar la postura para dormir... amanecimos tranquilamente y después de desayunar abandonamos el albergue sobre las 9 o 10 de la mañana.


Antes de ponernos en marcha, camino al refugio, al fin pudimos hacernos nuestra "foto llegada" en el monasterio, ya que al llegar de noche no nos la pudimos hacer...


El día se había levantado nublado y con niebla, que hacía de la montaña de Montserrat un lugar aún mucho más misterioso de lo que acostumbra a ser...




Después de rellenar las cantimploras, Alejandro fue a comprar pan y Jorge y yo aprovechamos para tomar el café mañanero antes de ponernos en marcha hacia el refugio.



Por cierto Jorge... te debo este café... que no te lo pagué xD


Después de las compras y el café nos pusimos en marcha escaleras arriba, siguiendo el itinerario de las ermitas...





A pesar del cansancio de subir escaleras con los pies llenos de ampollas, la mochila pesada y más de 52 kilómetros recorridos el día anterior... las vistas merecían la pena.




Hicimos una parada en la Plaça de Santa Anna (895m) para ver las estupendas vistas, donde el monasterio, envuelto en niebla quedaba por debajo nuestro...






Y al fin ¡el ansiado refugio de Sant Benet! ahora si que podíamos decir que habíamos concluido la ruta que teníamos planificada.


El refugio de Sant Benet se construyó en 1536 con el fin de acortar trayecto entre una y otra ermita. Solo se conserva, sin embargo, un edificio en forma de capilla de una construcción posterior (lo que actualmente es el refugio guardado de Sant Benet, principalmente utilizado por escaladores).
Aquí adjunto la información de contacto del refugio, de la FEEC:



La niebla. Al poco de instalarnos en el refugio, lo envolvió todo y aunque el día amenazaba con lluvia, poco después de comer la niebla se disipó y no cayó ni una sola gota (Montserrat y su temporal impredecible...)



El resto del día pasó tranquilo y silencioso, disfrutando de los sonidos de la naturaleza y el aroma de la tierra húmeda... es curioso lo diferente que es el transcurso del tiempo cuando estás en la montaña que cuando estás en la ciudad. El día se me hizo exquisitamente largo y relajado, inundándome de la ansiada paz que hacía meses que echaba en falta.
Después de comer, con todo nuestro masoquismo jejeje, hicimos una pequeña excursión a la ermita vecina: La Trinitat, la cual por cierto sirve de refugio libre y cuyos alrededores nos ofrecen unas vistas aéreas excepcionales.






Por desgracia siempre habrá esos dos tipos de personas... las que cuidan y respetan estos lugares y las que utilizan estos sitios y los dejan llenos de basura... una verdadera lástima.





Realmente las vistas desde el Pla de la Trinitat son impresionantes, me hubiera pasado horas simplemente contemplándolos... y haciendo miles de fotos :)







Ya podíamos sentirnos contentos de la ruta que habíamos hecho. Ahora ya era cuestión de disfrutar de la tranquilidad que ofrece Montserrat, de darle un respiro a nuestros pobres pies y dormir como osos jajaja como buenos compañeros de fatigas.



Después de una cena calentita a la luz de los frontales y las velas, dormir en aquella colchoneta verde, aún con el aroma de la leña quemada de la estufa y las sombras que se proyectaban de las dos pequeñas ventanas de la antigua capilla, me hizo descansar como si hubiera dormido una semana del tirón. Despertándome aún de noche, lo que me dio la fantástica oportunidad de dejar a los cuatro osos que compartían conmigo el refugio ^_^ y poder ver el fresco amanecer.


A pesar que amaneció con el cielo despejado y ligeramente nublado, justo en el momento de irnos del refugio, ya de vuelta al monasterio, se puso a llover... de modo que capelinas al canto y a bajar poco a poco y con cuidado por las escaleras y las resbaladizas y redondas piedras de Montserrat...


Al llegar al Monestir, decidimos comprar el combinado de cremallera + ferrocarriles hasta Martorell. La idea era bajar andando hasta el Monistrol, por el desvio de la Santa Cova. Pero, con la lluvia y las ampollas, desestimamos esa idea.
De modo que, aquí termina nuestra aventura en tierras Montserratinas.



Nos llevamos de estos tres días un montón de vivencias, aprendizajes y emociones. Fatigados, pero felices, con las ganas de preparar una nueva ruta, donde no cometer los mismos errores de esta (par así cometer otros :D). Y bueno, la gran alegría de poder decir: He ido andando desde Sant Feliu de Llobregat hasta Montserrat, siguiendo el camino de Santiago ^_^.

Espero que os haya gustado el relato de esta experiencia y os animo a todos a que hagáis esta ruta (eso sí, recomiendo hacerla en 2 etapas y no del tirón como hemos hecho nosotros... T_T).


Hasta la siguiente ruta,
¡Bon camiño!