lunes, 1 de junio de 2015

Mini Ruta: Ermita de Sant Ramon por Viladecans #ParcDelGarrafOrdal


25 de mayo del 2015

Resfriada, con un dolor terrible de muela, con el día libre (después de toda la semana trabajando sin descanso) y con la imperiosa necesidad de "salir", de "escapar", de "respirar montaña" de nuevo...
- ¿Vamos a la mountain mañana?- le pregunté por whatsapp la noche anterior a mi compañero de rutas.
- Vale, ¿a qué montaña quieres ir?
- Mmmm... ¿ O Cebreiro?- le dije bromeando. Aunque gran parte de mí lo decía muy en serio: "vayámonos", "larguémonos de una vez de estas vidas que realmente no deseamos vivir", "vamos a por una aventura, de las de verdad, de las que marcan un antes y un después"... eso era realmente lo que  le estaba diciendo en ese instante.
-Jajaja ejem ejem- Esa fue su contestación. "Yo también quiero, aunque no me atrevo" fue lo que yo interpreté.
Pero, aunque no fuéramos al Cebreiro en calidad de peregrinos a Compostela, ahí estábamos los dos el 25 de mayo, montados en caballito salvaje (como llamo al corsa de Alejandro) con nuestras mochilas y la ropa de montaña camino a hacer una pequeña excursión...
No nos dirigíamos a subir a un Puigmal en los pirineos, o a caminar 50 y pico kilómetros en una sola jornada hasta Montserrat, ni a escribir testimonio en la libreta de una montaña de la Alta Garrotxa, ni mucho menos a iniciar una guerra de bolas de nieve junto a un viejo molino en Unha (Vall d'Aran), pero al menos íbamos a caminar por una nueva senda (al menos para mi), perteneciente al parque natural del Garraf-Ordal, parque que por cierto no habíamos pisado juntos aún...

Dejamos el coche aparcado muy cerca del inicio de la ruta, junto al parque metropolitano de la Torre-roja de Viladecans, donde la señal ya nos indica: Sant Ramon 2,5 km.




Este es uno de los itinerarios que hay para subir a la ermita de Sant Ramon, aunque existen más variantes. Se trata de un recorrido sencillo por pista ancha y bien indicado con bastante desnivel. 
A pesar de la subida es una excursión fácil y agradable si se hace a pie, ideal para un paseo tranquilo y para iniciar a los más pequeños en excursiones con algo de desnivel.

Sant Ramon se construyó entre el 1885 y el 1887 y se encuentra en la cima del Montbaig a unos 300 metros de altitud. El lugar donde ahora está erguida la ermita antiguamente se llamaba "la cima de Golbes", nombre que mantiene una fuente que está subiendo a la cima (y que nosotros no vimos... seguramente porque debe encontrarse en otro itinerario).


Que extraña se me hacía la montaña... hermosa como siempre pero extraña, realmente notaba que no estaba pisando mi querida Collserola. Incluso el aroma se me hacia diferente, como más seco y con un fuerte olor a pinaza. 
Alejandro no encontró gran diferencia, ambos parques naturales comparten vegetación similar como la amarilla genista, los pinos, el tomillo, los cardos, el hinojo o el llentiscle... pero en el parque del Garraf-Ordal a mi la tierra se me hace como más seca, más rojiza incluso y la aparición de especies típicas de las montañas muy próximas al mar como el càrritx hacen que el paisaje sea diferente.


La subida ofrece unas vistas preciosas en todo momento y la ermita de Sant Ramon aparece a lo alto a pocos minutos de iniciar el ascenso, como si desde allí arriba gritara: ¡Venga subir que desde aquí las vistas son mejores!.
Nosotros nos desviamos y tomamos un pequeño atajo, un caminito serpenteante y escondido entre el montón de càrritx de uno o dos metros de altura a cada lado del camino, pero al poco nos volvimos a incorporar a la pista. No detallo demasiado el itinerario porque realmente está muy bien indicado, no tiene pérdida alguna.


A mitad del trayecto más o menos, encontramos un banco de piedra con bonitas vistas, para descansar un poco la subida, antes de hacer el tramo final y de más desnivel.

Como dato curioso de nuestra excursión fue encontrar a bastantes personas haciendo running ¡con sudaderas, braga y pantalón largo!. Realmente era uno de esos días calurosos, yo iba en tirantes y recuerdo haberme maldecido por ir con la camiseta negra ¡ es una sudada subir a Sant Ramon en un día de calor! ¿como podía ser la gente tan negligente? realmente temimos que a alguna de esas personas les pudiera dar un golpe de calor o sufrir una deshidratación... y al final, al haber visto a más de uno, llegamos a la conclusión de que o bien ese era el día de los corredores suicidas-negligentes o se trataba de algún tipo de tradición de carácter religioso, como esas personas que por promesas caminan descalzas o hacen genuflexiones durante toda una ruta hasta llegar al santuario... en fin, nunca lo sabremos.


Durante la subida, podemos ser testigos del incendio que hubo años atrás en esa zona, viendo aún arboles quemados y otros jóvenes que contrastan con los que se salvaron del desastre. Es una zona donde el viento sopla bastante y los matojos abundan, por lo tanto la precaución anti incendios debe de ser máxima, tirar colillas o cristales puede ser fatal en esa zona... bueno en realidad en cualquier medio natural y en caso de alertar humo o el inicio de un fuego hay que poner en aviso inmediato a los bomberos, policía o ADF local.


Y al fin llegamos a la ermita, después de unos treinta o cuarenta minutos de caminata y unos 3km recorridos.


Para los que viváis en el baix llobregat (o transitéis bastante por aquí) seguro que habéis visto alguna vez esa construcción iluminada por la noche sobre una montaña, que se ve desde diferentes puntos del baix, sobretodo desde la carretera... 
Yo la había observado infinidad de veces desde niña, preguntándome que debía ser ¿un castillo tal vez?... la había visto innumerables veces desde la peña del moro de la Collserola o el Puig d'Olorda durante alguna de las muchas nocturnas que hice el año pasado... ¡Pues al fin descubrí que se trataba de la ermita de Sant Ramon!, esta ermita es esa construcción que parece un faro sobre la montaña por la noche... 

Me hubiera gustado hacer esta excursión al atardecer y así al llegar a la cima y esperar a que la iluminaran, pero Alejandro trabajaba temprano al día siguiente de modo que queda pendiente repetir esta excursión.


En la cima, junto a la ermita, una gran plaza con fantásticas vistas nos da la bienvenida. 
Después de la subida y el calor se agradece el airecito fresco que corre por ahí arriba.
Podemos ver el delta del Llobregat, la Collserola, Montserrat a lo lejos, y según he leído, en días claros se puede ver Mallorca.


Después de disfrutar las vistas, decidimos buscar un banco a la sombra para poder disfrutar de la tranquilidad que brinda la montaña antes de regresar.


Después de descansar cerca de una hermosa e imponente higuera y hablar un rato sobre los pros y contras de viajar solos o en grupo. Y como no, hablar sobre el ansiado camino de Santiago y lo detestable que es para nosotros la vida en la ciudad, decidimos regresar.

Yo me encontraba realmente fatal por el resfriado y el dolor de muela, pero si hubiera tenido algo más de valor, me hubiera quedado allí. En la montaña, sin tener que llegar a ese momento de "volver" que te obliga a coger de nuevo los ritmos frenéticos de la civilización y la ciudad, que te obliga a cambiar el piar de los petirrojos por el sonido de los coches y las obras de construcción, y los anaranjados y apacibles ocasos por los atardeceres de neblina contaminada y sonidos metálicos de las persianas de los locales al cerrar...

No se si se trata de una pequeña depresión al comparar constantemente el año pasado con este, a día de hoy hace un año, Alejandro y yo comenzaríamos a preparar nuestra escapada a Núria, donde recorreríamos a pié y con la compañía de nuestras mochilas el Camí Vell... ese camino plagado de pinos negros, tarteras de rocas llenas de liquen verde, con el Freser de aguas cristalinas y la genista de un exuberante color amarillo. Donde también alcanzaríamos la cima de la segunda montaña más alta de Cataluña (el Puigmal), pediríamos deseos en el santuario de Sant Gil y nos haríamos un poco los tontos para conseguir un mejor precio del telecabina hasta el albergue Pic de l'aliga...

Sea como sea, desde la última escapada (la cual no relaté en el blog ya que me la reservo como una salida especial y personal) a la Vall d'Aran, no puedo dejar de sentir esa ansiedad sofocante que me grita que deje de hacer lo que estoy haciendo, que deje de intentar amoldarme a una sociedad que no va conmigo, ni a unos ritmos antinaturales. Que deje de aparentar querer cosas que realmente no quiero, que haga la maleta y me largue a viajar sin más.

Solo falta atreverme...



¡Gracias por leerme y espero poder seguir llenando de aventuras y rutas el blog dentro de poquito!