martes, 2 de septiembre de 2014

Escapada a la Garrotxa- Día 4: Cooperativa de la Fageda


El último día de nuestra escapada a la Garrotxa ya había llegado, y para variar, yo enamorada de un lugar nuevo. Con el ya conocido sentimiento (inevitable) de no querer regresar a casa...
Pero, nostalgias a un lado, ¡un día da para mucho! y nosotros intentamos en todas las escapadas exprimirlos al máximo (y creo que lo conseguimos jejeje).



17 de julio del 2014

Amaneciendo con un sol radiante y el aroma dulzón del palo santo que Alejandro había llevado este viaje a modo de ambientador :). Comenzamos a recoger, algo silenciosos, medio por el sueño y medio por las pocas ganas de abandonar el albergue Torre Malagrida.

Antes de terminar de empacarlo todo bien en las mochilas bajamos a desayunar... (donde por cierto coincidimos justo con la hora que despertaban a los niños y niñas del casal de verano, ¡con música maquinetis a toda castaña! vaya dolor despertar de ese modo... pero bueno, cada monitor con sus métodos oye).

Habiendo desayunado, las mochilas preparadas y habiendo recogido la habitación, nos despedimos del albergue y pusimos rumbo a la última salida de esta escapada: visitar la cooperativa de la Fageda.


Este fue el día menos "preparado" de todos, lo único que sabíamos era que queríamos ver al menos un tramo de la Fageda d'en Jordà y visitar la cooperativa de yogures. De modo que sin reserva alguna (ni siquiera sabíamos los horarios, igual la encontrábamos cerrada...) comenzamos a caminar...

Teníamos la opción de coger el mismo autobús que cogimos el día 2 para ir a Santa Pau (ya que la fageda es una parada antes del volcán de Santa Margarida) pero, ¿para que engañar a nadie? nos había molado mucho el rollito del autostop y si no funcionaba también nos apetecía caminar, total, teníamos todo el día para esa excursión (si no voy equivocada, caminando desde Olot hasta la cooperativa igual hay unos diez kilómetros aproximadamente).


Creo que en otros capítulos ya lo he dicho alguna que otra vez, pero... ¿sabéis que somos unos suertudos no? jejeje. A penas caminamos un par o tres kilómetros y conseguimos parar un coche, un chico muy majo que temía por si nos daba una insolación nos acercó hasta el camino que conduce directamente a la cooperativa (aún mejor de lo que le habíamos dicho, ya que nuestra idea era que nos acercara hasta el parquing de la fageda que queda tres o cuatro kilómetros antes del camino a la cooperativa).


La fageda d'en jordà es un maravilloso bosque de altísimas hayas en pleno parque natural de la zona volcánica, donde las distintas tonalidades de la escala de verdes del abundante follaje resalta con la tierra oscura.

Todo un espectáculo para los sentidos: la intensidad de la vegetación que te rodea te hace sentir como un animalillo más del bosque, oculto en esa magnifica espesura vegetal. El aroma de la tierra húmeda, el musgo y la hiedra que todo lo cubre. El silencio y sus sonidos ¡es maravilloso escuchar en silencio la melodía del bosque! y en la fageda es simplemente una delicia.
Es como internarse en un bosque mágico que crece sobre la lava fría del croscat...





El camino hasta la cooperativa (que es una granja que se encuentra en pleno corazón de la fageda) lo hicimos prácticamente en silencio, yo por lo menos me sentía abrumada con la energía de aquel lugar, constantemente tenía la necesidad de salir de la carretera e internarme en el bosque y perderme (lógicamente no lo hice, aunque me queda pendiente...) en su inmensidad.

Debimos caminar unos dos o tres kilómetros como mucho, internándonos cada vez más en el bosque, hasta que llegamos a la cooperativa.





Al llegar, un recinto muy bien cuidado, con un par de naves abiertas donde estaban los animales y un par de naves cerradas (una donde se lleva a cabo la fabricación del yogur y otra donde hay una pequeña tienda/comedor y la recepción) nos dio la bienvenida, a parte de algunas extensiones de césped recién cortado, unos invernaderos y huertos y una residencia para trabajadores. Se respiraba tranquilidad, serenidad y buen royo... de esos lugares donde te sientes como en casa.

Entramos en la nave "recepción" ¡y que gran suerte tuvimos! justo acababa de empezar la última visita del día y nos pudimos incorporar sin problema alguno al grupo (lo normal es hacer reserva, no como nosotros que fuimos un poco así a tentar la suerte...).

El precio de la visita (por adulto) cuesta 4 euros donde te incluye la visita guiada de 1 hora y media, un pase de un corto audiovisual sobre los valores de la cooperativa y una degustación (que: señora degustación) de varios productos.


La cooperativa de la fageda es una de esas "empresas" que bajo mi punto de vista son ejemplares, tanto por la calidad indiscutible de sus productos, el trato y cuidado tanto de sus animales como de sus trabajadores, el respeto medio ambiental y unos valores que toda empresa debería imitar ¡que diferente sería el mundo laboral si se aplicara la filosofía que siguen en esta cooperativa!

No quiero explicar en detalle el funcionamiento interno, pues creo que es importante descubrirlo en persona, yendo a visitar la granja ¡aseguro 100% que es una visita que no decepciona en absoluto y el precio es regalado por lo que incluye, además, es una visita totalmente recomendable para hacer en compañía de los más pequeños!



Las terneras son un amor, si les acercas la mano te lamen jejeje (disfruté como una niña pequeña, aunque terminé llena de babas de vaca)



Como dato diré (para que os hagáis una idea del cuidado que reciben los animales) que estas vacas no se alimentan de piensos sino de forraje y pastos, les ponen música barroca ya que está demostrado que esta música las relaja y por tanto no solo aumenta la calidad de vida de los animales sino también de la leche que producen y no están encerradas en sofocantes y diminutas cuadras, sino que están todas en manada en espaciosas naves abiertas...



Y aquí podéis ver la magnifica degustación del final de la visita (solo esto ya creo que vale los 4 euros): un yogur griego, mermelada de manzana y limón, una tarrina de helado de yogur con chocolate belga y un vasito de yogur líquido natural ¡DELICIOSO!





Para más información sobre la cooperativa (precios, reservas, productos y noticias) aquí tenéis el link de la página web oficial:






Una vez más, volvimos a incorporarnos a la carretera de Olot, caminando de nuevo por la fageda, volvimos a poner pulgares en alto.
Caminamos hasta el párquing de la fageda, a un par o tres de kilómetros y allí buscamos el lugar más idóneo para plantar en el suelo las mochilas y dedicarnos a parar algún coche dispuesto a bajarnos de nuevo a Olot.




En poco rato ya estábamos cargando nuestras mochilas en el maletero de un todo terreno, una señora acompañada de su hija nos vió, pasó de largo y terminó dando la vuelta "es que me a sabido mal... con la calor que hace..." ¡es fantástica la experiencia de hacer autostop! bueno, al menos nosotros de momento hemos topado con bellas personas. Y no solo es por lo económico que resulta viajar así, sino por el hecho de que durante un corto periodo de tiempo unos desconocidos comparten un pequeño espacio ¡y se crea un ambiente muy especial!.


En un abrir y cerrar de ojos estábamos de vuelta a Olot y como teníamos tiempo decidimos ir a visitar el parque de las moras y el parque dels aiguamoixos de la moixina (este último lo vimos muy por encima ya que salía a las afueras de Olot, seguimos un poco el curso de un riachuelo, paramos en una fuente y regresamos).


En la fotografía superior estoy yo haciendo la payasa en una escultura del parque infantil de las moras. En las imágenes siguientes podemos ver un caballo y un burro que vimos camino a los aiguamoixos de la moixina, unos inventos de material reciclado muy graciosos expuestos en el riachuelo y la fuente donde paramos a descansar antes de regresar.





De vuelta a Olot decidimos iniciar el viaje de regreso. Comimos un bocadillo en la estación de autobuses y en a penas una hora ya estábamos de vuelta a Vic (yo dormí casi todo el trayecto).

En Vic fuimos en busca de una de las tiendas de Cal Tusset, ya que Alejandro quería comprar unas cuantas magdalenas para la familia, de modo que caminamos hasta la plaza mayor de Vic (donde se encuentra la tienda) para luego regresar a la estación de tren y volver a casa.



Y aquí termina nuestra escapada a la Garrotxa. Concluyo diciendo que de momento a sido una de las escapadas más "intensas" en cuanto a visitas, sobretodo de carácter naturalista, histórico y cultural. Y para variar nos a faltado tiempo ¡el lugar da para muchísimo más! de modo que espero repetir ya que es uno de los lugares de Cataluña que a mi personalmente más me han cautivado.

¡Hasta la próxima escapada!